domingo, 30 de agosto de 2009

Los peores vídeos de todos los tiempos: "Hawaii-Bombay" de Mecano

"Vosotros no me conocéis, pero siempre os he odiado"




Yo siempre odié a Mecano. Reconozco que me gustó mucho "Hoy no me puedo levantar" la primera vez que la oí en la radio, sonaba a grupo moderno, con posibilidades de estar más en la línea de los Pegamoides que en la de los Secretos, por ejemplo, pero a la tercera o cuarta escucha la voz tan desagradable de Ana Torroja empezaba a hacer un daño tal al tímpano que amenazaba con perforarlo. Luego los veías y te dabas cuenta de que todo era un montaje. Además, grababan con CBS, que era entonces como el anticristo del mundo de la música (Barón Rojo les dedico su memorable frase: "Tienes 11 años y pareces una vieja, vives prisionera de tus gustos ancestrales"), señal inequívoca de que todo era más falso que judas. Me colé en tu fiesta y Maquillaje corroboraron unos meses más tarde que eran lo peor. Pero lo peor de verdad, no lo peor de Breckinridge. Un asco, vamos.

He colgado este vídeo porque es, además de un horror, ejemplo de lo espantoso que era todo el concepto de Mecano. El buen rollito de Ana y José (más sobre José en los párrafos siguientes), Nacho haciendo de "malo rebelde" en este caso en plan "Joker meets Mad Max", las palabras al principio (qué horror, qué horror), la conversación en medio de la canción ("No me gusta que tu madre se quede sola"). Es todo tan ridículo, tan forzado, tan poco natural, tan feo, tan repelente, tan literal. Claro que la cancioncita es repulsiva.

A la hora de decidir mi peor vídeo de todos los tiempos no tuve duda de que sería de Mecano o aledaños. Sopesé la posibilidad de escoger el de la Fuerza del destino, pero Penélope me cae muy bien, la pobre; también revisé el de Japón, pero la canción, de puro idiota, tiene gracia. Y al final me di cuenta de que sólo podía ser de una canción compuesta por José María Cano. Porque todo lo peor de Mecano es de él.

Un poco loco, me río de janeiro, no es serio este cementerio, una rosa es una rosa, no hay marcha en nueva york, bailando salsa, el blues del esclavo, hawaii-bombay... ¿hace falta que siga? No sé si sabéis que cruz de navajas la escribió para... la Pantoja. No me meto en el otro territorio de JM Cano, el ñoño-sinfónico (aire, mujer contra mujer, me cuesta tanto olvidarte, hijo de la luna, tú) porque siempre me sale alguien que me dice que alguna de las canciones es buena. Puedo admitir a lo sumo que alguna es "bonita". Pero buena... No sé, a mí no me lo parece ninguna. Y si alguna música es decente, las letras, absolutamente insufribles, se lo cargan . Y si la letra es también pasable, la voz de la Torroja y su espantosa manía de decir "dijistes" y "vinistes" se lo cargan. Y si la voz es por una vez tolerable, te imaginas su imagen, en especial el pelo de la susodicha (ya sea la etapa estropajo o la lesbiana-butch) y ya deja de gustarte. Lo reconozco, les tengo mucha manía. Quien busque buen rollo o ecuanimidad, que no venga a este blog.

Claro que el ínclito Nacho Cano (que compuso la única canción de Mecano que de verdad me gusta: "El 7 de septiembre") también tiene su culpa. Por sus propias canciones ("Ay qué pesado", "Busco algo barato"... ¿tengo que enumerar más?) pero también por las compuestas para otros. Mi primer vídeo candidato al peor de todos los tiempos fue el de una tal Zanna que cantaba "Entra en mi cuerpo, sal de mi vida", de la BOS de la película "Sal Gorda" de Fernando Trueba. Pero aunque yo recuerdo un vídeo clip ad hoc, con la cantante revolcándose y toqueteándose sobre una cama en paños menores y perlas, ahora no lo encuentro, sólo imágenes de la tal Zanna, una rusa carnosilla, cantando sobre los títulos de crédito finales de la película. Se puede ver haciendo click aquí. Otra candidata era No controles, de Olé Olé, pero a Vicky Larraz me la guardo para otro post..., que me va a dar mucho juego.

Vuelvo a Mecano. A pesar de que los odiaba sin conocerlos, acabé conociendo a Nacho y José María cuando viví en Londres. Ambos se mudaron allá hace años. Al parecer, ni se ven ni se hablan. Al parecer, se odian a muerte. Los vi a ambos brevemente, por separado. Intercambié varias frases con cada uno de ellos. Uno me cayó muy bien, otro fatal. Adivinad.

Aunque no estudié en los jesuitas, a veces hago examen de conciencia y me pregunto si no seré demasiado malo con Mecano. Millones de personas que compraron sus discos, que fueron a sus conciertos en tantísimos países, que los veneraron, que han ido al musical Hoy no me puedo levantar, no pueden estar equivocados. A lo mejor son todo prejuicios de mi primera juventud, como tantos otros aún no superados, no resueltos.

Y entonces, en pleno examen de conciencia, me acuerdo de esto y me reafirmo.



Éste es un nuevo esfuerzo conjunto, coordinado y sincronizado de los blogueros más dicharacheros, Coxis, Polo, Theodore and Yours truly. No dejéis de visitar sus blogs.

sábado, 29 de agosto de 2009

Muriel

Dedicado a Coxis y a Pandora



"19.- ¿Quién es tu héroe de ficción favorito? Muriel Heslop, Dorothy Zbornak, Indiana Jones, Freddy Krueger, Han Solo."

Os estoy muy agradecido, queridos lectores, por la cantidad de respuestas que habéis dado al cuestionario Proust. Es la segunda entrada de este blog que más comentarios ha recibido. Me ha impresionado especialmente que, 12 días después de publicarla, se ha recibido una respuesta más, la del egregio Sr. Coxis, que ha provocado dos comentarios adicionales. Es decir, que algunos seguís yendo a leer comentarios y a hacer los vuestros 12 días después de publicada la entrada original. Me siento de verdad halagadísimo. Pero el mérito no es para nada mío, sino de Coxis, porque ha "ganado" de lejos el juego del cuestionario, al dar la respuesta perfecta. Ésa que figura en cursiva tras la foto.

Muriel Heslop es un personaje tan de ficción, que todos la llevamos dentro. Parece mentira que "Muriel's Wedding" tenga ya 15 años. Es una película maravillosa, redonda, que gusta tanto a modernos y modernas de hace 15 años y de ahora, abuelitos ingleses conservadores hasta la médula, niñas preadolescentes o padres y madres de familia de mediana edad. Tiene algo para todo el mundo. Y sobre todo tiene a Muriel Heslop, que es absolutamente adorable, alguien con quien todo el mundo se puede identificar de un modo o de otro. "It's not Muriel, it's Mariel".

Gran parte del mérito lo tiene, por supuesto, Toni Colette, una de las mejores actrices de carácter (¿se sigue usando esta expresión?) que hay en activo. Me muero de ganas de ver "United States of Tara", su nueva serie para HBO en la que da cuerpo a una mujer de personalidad múltiple. Aún no ha salido en DVD, ni siquiera en EEUU, estoy ya en lista de espera en Amazon.

Pandora, a quien dedico la entrada además de a Coxis, decía en su día que su modelo a seguir en la vida era no tanto Muriel como su hermana, que lo único que hace es fumar y beber cerveza mientras ve TV. Sin que le importe nada más. Yo creo que la clave está en el "sin que le importe nada más", aunque reconozco que, fumeque aparte, no me importaría pasarme la vida bebiendo cerveza y viendo la tele.

Espero que a mi adorada Pandora no le moleste que cuente uno de nuestros secretos comunes. No te enfadas conmigo, ¿verdad? Cuando salió La Boda de Muriel, que por cierto vimos cada uno por nuestra cuenta, Pandora y yo nos quedamos tan colgados de la peli que decidimos que nos íbamos a casar ella y yo y hacer una celebración ad hoc. Iríamos tras la ceremonia con todos nuestros invitados a ver Muriel's Wedding a un cine (cantaríamos las canciones, por supuesto) y luego celebraríamos el banquete de bodas en un VIP's. A mucha gente le sorprende, pero Pandora y yo somos grandes fans de VIP's. El menú del banquete sería... pues el menú de VIP's: ensalada césar de pollo, sandwich VIP's Club, tortitas con chocolate o Fundi Philadelphia. Cada uno que pida lo que quiera. Una boda a la carta. Los invitados comprarían luego los regalos de boda en la tienda VIP's (se animaba a la gente a que regalasen suscripciones a revistas, que Pandora y yo devoramos papel cuché). Y aunque no comiéramos perdices, habríamos sido muy felices.

Aunque aún no he renunciado a casarme algún día con Pandora, afortunadamente para ella (mucho menos para mí) este plan jamás llegó a materializarse, pero habría sido divertido, ¿a que sí? Siempre nos quedará Muriel. Mil gracias, Coxis, por darme pie a escribir esta entrada (me guardo a Freddy Krueger para otro día... Me da que te pone Harrison Ford, ¿estoy en lo cierto?).



p.s. Había escrito para hoy una entrada larguísima llamada "Disco 1980" sobre la música disco de los primeros años 80, pero me parece un poco rollo y me la he guardado de momento. Decidme si os apetece que la publique.

miércoles, 26 de agosto de 2009

Lo peor de todo: Voyage of the Rock Aliens

Dedicado a Theodore, el que más sabe de música y de cine. Lo mejor de la red.

Sí, el que más sabe, pero... ¿conocerá "Voyage of the Rock Aliens"?

Un cantante olvidado (por algunos...), Braulio, fue a Eurovisión hace décadas con una canción pesadísima que comenzaba con la rima "A veces, hasta sobran las palabras...".

Las palabras sobran. Os dejo con imágenes y música. Os dejo con Pia Zadora, con un maromo/chulazo/pedorro de pacotilla y con mucho trash. Disfrutad. Y comentad mucho, por favor, mucho. Lo merece.



Pues sí, tras los títulos de crédito viene un numerito musical que empieza con ostentación de braga (la última, por cierto, no lleva, y otra las lleva manchadas). Nadie, NADIE, fue ni será nunca tan perraca como Pia Zadora. No sabe actuar, ni cantar ni bailar. Pero menuda guarra. Sorry.



Aquí el macizo, Craig Sheffer. Yo llevé el pelo así, cuando tenía, pero nunca he sabido hacer el "head slide" como él. El altarcito que tiene en la taquilla del colegio, dedicado a Pia Zadora, no tiene desperdicio.



Modelazos y más modelazos. Y hasta el mostruo de lago Zadora.



Lucha entre el monstruo del lago Zadora y Jason con la motosierra. El montaje es de peli porno de los 70.



Los aliens descogelan a los humanoides. Los efectos especiales son tecnología punta. La rubia no tiene desperdicio.



Diálogo entre Pia Zadora y la rubia. Profundo. A la altura de Johnny Guitar.



Se me olvidaba. Es la película favorita de todos los tiempos de John Waters. Si alguien necesita a estas alturas saber qué es el camp. Aquí está.

Premio



Gracias mil, Stultifier.

martes, 25 de agosto de 2009

Historias estadounidenses

Como dentro de poco me voy a vivir a los Estados Unidos de América (aún no me he hecho a la idea), estoy empezando a preparame. Estas vacaciones he leído "A people's history of the United States", libro de Howard Zinn que pretende mostrar una versión alternativa de la historia de su país.

Zinn se define a sí mismo como un historiador radical anarquista y su punto de vista es ciertamente atractivo: propone escribir la historia desde el punto de vista de los desprotegidos, los perdedores. Es decir, mujeres, indios y negros.

El libro, que me regaló mi chico hace un par de años pero no había leído hasta ahora, es sorprendente. Escrito en 1980, se utiliza ahora al parecer en algunos colegios y universidades como manual de historia. Es un libro sorprendente e impresionante, que no puede dejar a nadie impasible. Da por conocidos los principales acontecimientos históricos, pasa por encima de batallas, días señalados y Presidentes (sólo salva, por los pelos, a Jefferson, Lincoln -con poco convencimiento-, FDR y Eisenhower) y trufa todo el relato de experiencias personales de personas normales, sobre todo víctimas del "Establishment" y su credo fundamental, basado en dos premisas de partida: el patriotismo y el capitalismo.

Su visión es ciertamente marxista (o marxiana, nunca he sabido bien la distinción), considera que la historia es esencialmente económica, que es acelerada a voluntad por guerras de elección (utilizadas a placer por presidentes en momentos de debilidad institucional o crisis económica acompañada de descontento social) y que quien no pierde nunca es el sistema, basado en la industria, la banca y los dos partidos, pero que es ayudado por prensa, universidades y un círculo vicioso de beneficios empresariales/filantropía/capacitación cultural de las élites del que parece será imposible salir.

Zinn actualizó su libro a mediados de los años 90 y, de nuevo, tras el 11 de septiembre. Es una pena, porque esos añadidos son la parte más fallida del relato (no deja de ser una enumeración de quejas y reivindicaciones de tono "buenrrollitista" un poco estomagante), sobre todo porque hasta entonces deja un sabor de boca excelente por el rigor expositivo y la claridad de las ideas. También falla, en mi opinión, a la hora de explicar la "somatización" más reciente de la sociedad americana. Se lamenta de la falta de participación política y social, del creciente consumo de drogas, del alcoholismo,de la falta de oportunidades, pero no entra a discutir las causas que hacen que cada vez vote menos gente, que nadie se interese por la gobernanza, sino por sus necesidades económicas y sus ambiciones más materialistas. Tampoco analiza fenómenos que han dejado de ser marginales, como las abducciones por extraterrestres. Efectivamente, hay un porcentaje importante de norteamericanos (más del 1%, es decir, más de 3 millones de personas) que dicen haber sido abducidas por extraterrestres. En el epílogo se disculpa por no dedicar más espacio a la lucha de gays, lesbianas y otras minorías sexuales. En fin...

Más en serio, a mi modo de ver le falta analizar más en profundidad la revolución conservadora iniciada hace 30 años y sobre todo la creciente influencia de las fuerzas religiosas evangélicas en el país. Eso sí, ya en el primer capítulo del libro (que dedica al descubrimiento de América y a las lindezas de los primeros colonizadores) afirma que siempre hay elementos populares, gente como tú y como yo, participando en reuniones vecinales ("town hall meetings") dispuestos a reventar cualquier idea a cambio de defender, como si les fuese la vida en ello y en nombre de la tradición más rancia e injustificable, las posturas de las corporaciones más poderosas. Es decir, lo que está pasando ahora con la reforma sanitaria.

Se ha hecho un doumental basado en el libro, producido (creo) por Matt Damon (el libro de Zinn se menciona en "Good Will Hunting"), que tuvo su estreno en el pasado Sundance, ha pasado por museos y ahora se estrena en salas en EEUU. Hay una traducción del libro al castellano bajo el título "Otra Historia de los EEUU", pero no lo veo en venta por ningún lado.

Más información en http://howardzinn.org/default/ y en http://www.progressive.org/zinn0509.html

domingo, 23 de agosto de 2009

Respuestas proustianas

Millones de gracias a todos por participar. Muy en especial a Manuel, Theodore, Pandora, Pasa el Mocho, The Aloofness y Polo por las respuestas y por la sinceridad (que se pre-supone).

Me han impresionado muchas cosas: las virtudes elegidas por Aloofness, yo las había escrito casi igual, pero lo he cambiado para no decir lo mismo. Los héroes de ficción de Polo, con quien coincido casi al 100%: he dejado a Julien Sorel (¿cómo nos podemos identificar con un tipo así?) pero he quitado a Sancho Panza, para no ser idénticos; a cambio he metido a Iago, de Otello, el malo más realista de todos los tiempos. Mocho detesta a los fachas de izquierdas, qué puntazo (y el buenrrollitismo, que es LO PEORRR), me apunto, me apunto. Con Manuel comparto la idea de la felicidad perfecta; con Pandora, ídolos de ficción escritos por Nabokov (bueno, y tantas cosas más, o al menos eso espero, porque es perfecta). De Theodore me fascina lo escurridizo e inteligente de sus respuestas ("¿Cuál es tu idea de la felicidad perfecta? No preguntarme si soy feliz o no": toque magistral). Pero qué listo. Y además compartimos problemas capilares.

Bueno, pues se termina el juegucito. Aquí van mis respuestas:

1.- ¿Cuál es tu virtud favorita?

El sentido del humor; la bondad verdadera.

2.- ¿Cuál es la virtud que más valoras en un hombre?

Que no se crea que todo gira en torno a él

3.- ¿Cuál es la virtud que más valoras en una mujer?

Que no se crea que todo está en su contra

4.- ¿Cuál es la virtud más sobrevalorada, en tu opinión?

Las religiosas; la bondad superficial.

5.- ¿Cuál es el trazo de tu personalidad que más deploras?

La impaciencia

6.- ¿Cuál es el trazo de la personalidad de los demás que más deploras?

El desinterés, la desidia, la estupidez. Lo deploro en los demás y en mí mismo.

7.- ¿Cuál es tu idea de la felicidad perfecta?

Despertarme a diario abrazado al cuerpo calentito de la persona que corresponde mi amor. También desayunar al aire libre, en plena naturaleza, fruta fresca, fiambres, pan caliente, huevos, café recién hecho.

8.- ¿Dónde y cuándo fuiste más feliz?

Podría decir cualquier momento de los últimos 12 años, podría decir que esta última semana, en Ibiza (mentí, no estoy en el desierto sino en el norte de la isla de Ibiza, "en llegando" a Portinatx, muy aislados, eso sí), podría decir que aún no ha llegado mi momento más feliz. Como tengo que elegir, diré Londres, primera semana de septiembre de 1998.

9.- ¿Cuál es tu idea de la infelicidad más absoluta?

Mi vida tal como era hace más de 12 años.

10.- ¿Cuál es tu principal defecto?

La impaciencia. El machismo inefable que soy incapaz de sacudirme. Pero podría seguir y seguir y seguir...

11.- ¿Qué frase o expresión utilizas con más frecuencia?


“Lo peor de todo”, “lo peor”, “total”, “menuda guarra” (Notorious, que está calladita siguiendo el juego, seguro, añadiría que "chochazo" es la palabra que más frecuentemente pronuncian mis labios, pero NO es cierto).

12.- ¿Qué es lo que más te desagrada de tu apariencia?

El pelo. La lorza rebelde.

13.- ¿Qué es lo que más detestas?

La religión. Sobre todo, la creencia, impuesta por las religiones, de que no hay ética fuera de sus valores.

14.- Si pudieses cambiar algo de ti, ¿qué cambiarías?

Todo menos mi chico (que tampoco es mío mío), así que mejor no empiezo.

15.- ¿Qué o quién es el mayor amor de tu vida?

Él, ¿quién si no? El mayor y el único amor.

16.- ¿Quiénes son tus escritores favoritos?

Flaubert, Conrad, Stendhal, George Eliot, Edith Warton, Camus.

17.- ¿Quiénes son tus pintores favoritos?

Carpaccio, Mantegna, Caravaggio, Velázquez, Barnett Newman

18.- ¿Cuál es tu ocupación favorita?

Follar, leer, comer. Hacer planes. Escribir este blog está acercándose. Me encanta no hacer nada, pero sólo cuando tengo cosas que hacer.

19.- ¿Quién es tu héroe de ficción favorito?

Julien Sorel, Milou, Humbert Humbert, Iago.

20.- ¿Con qué figura histórica te identificas más?

Cualquier griego pagano y maricón de la época de Pericles. Iba a decir el Emperador Adriano, pero es un poco cursi.

21.- ¿A qué persona viva admiras más?

Gore Vidal.

22.- ¿Cuáles son tus nombres favoritos?


Los de mis perros (reales e imaginarios): Lulé, Lelo, Kiko, Tron, Bobo, Gaia. De mujer: Ana, Patricia, Laura. De hombre: Alonso, Enrique.

23.- ¿Cuál es tu color favorito?

El rojo.

24.- ¿Qué talento te gustaría tener?

Cualquier talento artístico, en especial dibujar. Hace años habría dicho saber amar, pero al parecer me han enseñado.

25.- ¿Cómo te gustaría morir?

Solo, sin dolor, y sin que nadie me eche en falta. La muerte me atrae muchísimo, me obsesiona.

26.- ¿Qué falta te merece más indulgencia?

Las causadas por la lujuria o la gula.

27.- ¿Cuál es tu estado de espíritu actual?


Contento, excitado.

28.- ¿De qué te arrepientes más?

No lo voy a contar aquí. Pero quizá por encima de todo de no haber sabido querer mejor a mi madre.

29.- ¿Cuál es tu lema?

Lo mejor está por llegar.

martes, 18 de agosto de 2009

Cuestionario Proust



Como dentro de una hora me voy a pasar unos días de descanso al desierto, y aunque me he cerciorado de que hay conexión a internet y me llevo el ordenador (sí, el que perdí pero luego recuperé), propongo un juego (sí, le copio la idea a Theodore, qué pasa) veraniego. Os va a gustar, que os conozco.

Seguro que sabéis (y si no aquí estoy para contároslo) que Marcel Proust, escritor francés que apenas salía de su casa y aún así escribía como los ángeles, se inventó en 1886, cuando aún era un chiquillo, un cuestionario de unas 30 preguntas con la idea de que amigos y conocidos lo rellenasen. Por su parte, la revista Vanity Fair (la de verdad, en inglés, versión EEUU, nada de Preysleres o Pés en la portada, please) utiliza desde hace 15 años su última página para someter a algún famosillo o famosilla a un "cuestionario Proust" algo distinto al original.

Así que he pensado, queridos lectores, hacer un batiburrillo (Stanwyck, nunca te agradeceré lo bastante que recuperases esa palabra tan maravillosa) y proponeros mi propio "Cuestionario Breckinridge-Proust". Omitiré, aunque bien me gustaría, preguntas de tipo procaz, pero si alguien quiere añadir a sus respuestas azúcar, que diría Celia Cruz (la pobre) o "spice", que diría Geri Halliwell, bienvenidos.

Respuestas. Sí queridos lectores, de lo que se trata es de que respondáis, con sinceridad (o sorna, pero mejor sinceridad) y con brevedad a las preguntas que aquí os formulo, ya sea en los comentarios a esta entrada o en vuestros propios blogs. Los más tímidos -o los más lanzados, que se puede interpretar de ambas maneras- me lo pueden enviar por correo electrónico (en la página del perfil hay un enlace). Yo publicaré, por supuesto, mis respuestas en algún momento de los próximos siete días. Daré tiempo a que lleguen respuestas. Avisad a vuestras cuñadas, vecinas, caseras, enemigas, amigas, empleadas, jefas y lo que haga falta. Polo, Coxis, aunque estéis de viaje, haced un huequecillo en vuestras agendas. Ésta es de esas entradas que harán historia en la blogosfera.

Allá van las preguntas. Las he manipulado un poquitín y las he dejado en 29, que es un número primo. He evitado la corrección política del vosotros/vosotras y he optado por no utilizar el símbolo @ para indicar que las preguntas se refieren tanto a mujeres como a hombres. Sabréis perdonármelo, espero. Tú también, Bibiana.

1.- ¿Cuál es tu virtud favorita?

2.- ¿Cuál es la virtud que más valoras en un hombre?

3.- ¿Cuál es la virtud que más valoras en una mujer?

4.- ¿Cuál es la virtud más sobrevalorada, en tu opinión?

5.- ¿Cuál es el trazo de tu personalidad que más deploras?

6.- ¿Cuál es el trazo de la personalidad de los demás que más deploras?

7.- ¿Cuál es tu idea de la felicidad perfecta?

8.- ¿Dónde y cuándo fuiste más feliz?

9.- ¿Cuál es tu idea de la infelicidad más absoluta?

10.- ¿Cuál es tu principal defecto?

11.- ¿Qué frase o expresión utilizas con más frecuencia?

12.- ¿Qué es lo que más te desagrada de tu apariencia?

13.- ¿Qué es lo que más detestas?

14.- Si pudieses cambiar algo de ti, ¿qué cambiarías?

15.- ¿Qué o quién es el mayor amor de tu vida?

16.- ¿Quiénes son tus escritores favoritos?

17.- ¿Quiénes son tus pintores favoritos?

18.- ¿Cuál es tu ocupación favorita?

19.- ¿Quién es tu héroe de ficción favorito?

20.- ¿Con qué figura histórica te identificas más?

21.- ¿A qué persona viva admiras más?

22.- ¿Cuáles son tus nombres favoritos?

23.- ¿Cuál es tu color favorito?

24.- ¿Qué talento te gustaría tener?

25.- ¿Cómo te gustaría morir?

26.- ¿Qué falta te merece más indulgencia?

27.- ¿Cuál es tu estado de espírtu actual?

28.- ¿De qué te arrepientes más?

29.- ¿Cuál es tu lema?

Copiad, pegad y rellenad. Es un poco largo, pero prometo que va a ser divertido. Por supuesto, no habrá comentarios a las respuestas, cada cual que diga lo que quiera que se le respetará. Si alguien quiere omitir una pregunta se tomará nota pero se aceptará.

domingo, 16 de agosto de 2009

Arroz con berenjena y chorizo ibérico

Atención/Disclaimer: Esto no es una receta de paella. Esto no es, en ningún caso, una receta de paella. El autor de este blog, y de la presente entrada, es madrileño y no tiene ninguna conexión familiar, étnica o racial con el Levante peninsular. Nunca jamás pretendería hacer paella, y mucho menos atreverse a dar una receta de la misma. Eso es un privilegio reservado a valencianos y levantinos, tanto a aquéllos que saben cocinar como a aquéllos que no saben ni cascar un huevo pero que, sólo por razón de su origen geográfico, étnico o racial, están imbuidos de sabiduría paelleril.

El otro día no teníamos casi de nada en la nevera, sólo una punta de chorizo ibérico (muy bueno, eso sí) y una berenjena. Decidí improvisar un arroz ad hoc y como salió muy rico, cuento aquí el proceso de elaboración. Que no escribo nada de cocina.


Lo primero es cortar en cubos pequeños la berenjena. Se corta, se pone en un colador, se salan los cubitos y se deja reposar un buen rato. A la berenjena le encanta el aceite y para evitar que absorba demasiado se lleva a cabo este proceso que sólo requiere empezar la preparación una hora antes de empezar a cocinar. Pasada esa hora (puede ser menos) se enjuaga bien la berenjena cortada y se seca con un paño de cocina.

Otro trabajo preliminar es preparar el caldo. Siempre tenemos caldo en el congelador, creo que lo comenté en alguna receta previa: se cuece en la olla exprés un muslo (con contramuslo) de pollo, un par de zanahorias peladas, un puerro o una cebolla (si se pone la piel de la cebolla el caldo será de color oscuro), apio, sal y pimienta en grano. 30 minutos y el caldo está perfecto: se congela en bolsas para cada ocasión futura. Con la carne del muslo de pollo se pueden hacer croquetas, por ejemplo.

Durante el proceso de lavado y secado de la berenjena se puede ir empezando a cocinar. En una sartén de hierro de base plana (o en paellera, pero esto no es una paella) se pone un fondo de aceite y, cuando éste está caliente (fuego medio-lento) se fríen tres o cuatro dientes de ajo.


Mientras se van friendo, en un mortero se junta un buen pellizco de azafrán (hay que ser generosos con el azafrán, es un ingrediente clave), otro de sal Maldon o similar y unas hojas de perejil. Cuando los dientes de ajo están bien dorados, se sacan y se añaden al mortero. Se maja todo muy bien hasta que quede una pasta homogénea que, por cierto, huele a gloria. Se pone el caldo a hervir en un fuego aparte.


En la sartén caliente se añaden los cubitos de berenjena, que deben haber sido bien secados, y se doran bien dorados.


Mientras tanto, se va cortando el chorizo también en cubitos pequeños. Apareció de repente en un armario una lata de pimientos del piquillo: saqué unos cuatro bien hermosos y los corté también en trocitos pequeños.

Una vez bien dorada la berenjena, se añade el chorizo en cubitos.


En todo este proceso conviene que el fuego esté a medio gas, ni muy fuerte ni muy flojo. La berenjena, sedienta de lípidos, absorberá parte de la grasa del chorizo, pero no importa. Una vez empieza a churruscarse el chorizo, añado los pimientos del piquillo y los rehogo bien.

Es el momento de añadir el arroz.


Yo uso arroz bomba de Calasparra, en cualquier caso es importante que sea de grano corto y que uno le tenga cogido el punto de cocción, que varía mucho en función del grano y del lugar (altitud, sobre todo) en que se haga. En Madrid, el arroz bomba me requiere tres veces su volumen de líquido. Añado el arroz a la sartén y lo rehogo bien con la verdura y el chorizo. Una vez está todo bien mezclado y todos los granos de arroz están cubiertos de aceitillo, añado dos buenas cucharadas de tomate triturado. O tres. O cuatro. Aquí es realmente a gusto del consumidor. El tomate saltará un poco, conviene removerlo bien y mezclar todos los ingredientes de modo uniforme.


Llega el momento de añadir el líquido. Como decía, se añade caldo a razón de tres veces el volumen del arroz. Yo suelo desleir el majado del azafrán, ajo y perejil con el caldo, que debe estar hirviendo en el momento de añadirlo. Suelo pasar parte del caldo por el mortero y verterlo directamente de éste a la sartén.


Es importante que el fuego esté fuerte y se deja hervir todo el guiso de modo uniforme (hay que procurar que no cueza una parte de la sartén y otra no) durante 5 minutos.


Se baja el fuego y se deja cocer 12 ó 13 minutos más a fuego lento.




Es el momento de fregar cacharros, poner la mesa y, por supuesto, preparar el aperitivo. Con la cocción hay que estar atentos, no se nos vaya a quemar por abajo (aunque ¿a quién no le gusta el socarrat?) o se nos vaya a pasar el arroz. Por eso es importante saber qué arroz usamos y dónde estamos. Pasado el tiempo, que puede acortarse o quizá alargarse un poco, la cocina no es una ciencia exacta, se apaga el fuego y se cubre el arroz con un paño de cocina previamente empapado en agua.


Se deja reposar un mínimo de 5 minutos y yo diría que no más de 10.


Si no se ha empezado ya antes, es el momento de tomar el aperitivo...


Se sirve el arroz listo en los platos. Lo acompañamos con un buen tinto de verano, que (lo siento, puristas del vino) es lo que más apetece en estas fechas. Voilà!


Esto se parece cada día más a un fotolog.

sábado, 15 de agosto de 2009

La extraña pareja

Lo siento no puedo resistirme a colgar esta foto, que figura hoy en la portada del Financial Times.



¿No es la pareja más marica del verano?





El perro, Aldo, es de Medvedev. Una monada.



Y Putin (¿putón?), es el sugar daddy. Un poco fuerte para un país tan macho, que entre otras cosas prohíbe cualquier manifestación LGTB, ¿no?



Por cierto, que el principal titular del día en el FT, al lado de la foto que da inicio a este blog, es que la economía española se hunde aún más cuando se empiezan a ver novedades positivas en otras economías de Europa. Dice el artícuo que nos quedan al menos "dos o tres" años más de penuria. Algo distinto a lo que nos cuenta la prensa de aquí, me da la impresión. Aunque tampoco sorprende nada.

viernes, 14 de agosto de 2009

Lulu in a taxi

No me cansaré de decirlo. Una de las mejores cosas de Madrid, en agosto y todo el año, son los taxis. Y soy usuario muy frecuente, más de lo que le gustaría a mi monedero, así que sé de lo que hablo. Hay muchos taxis en circulación, son baratos, te llevan donde les digas y casi siempre los taxistas son educados y encantadores.

Me van a caer palos por el último comentario, porque todo el mundo tiene en mente el cliché del taxista facha, pesetero, maleducado, gruñón y pesado con la Cope a tope o Radio Olé aún más a tope. Pues sí, haberlos, haylos, pero de verdad que son una excepción.

Como también fue una excepción el de ayer por la tarde. Nos subimos. "Buenas tardes, a la calle Velázquez número tal, por favor". Y de repente, una vez bien asentado y en marcha, escucho de fondo a una soprano desgañitándose sobre una música tan difícil como sublime. Y lo reconozco de inmediato: el final del Acto 1 de Lulu, de Alban Berg, una de mis óperas favoritas. Hay taxistas en Madrid que se ponen ópera dodecafónica para entretenerse mientras trabajan. Pero ¿cómo no me va a gustar esta ciudad?



Descubro con gran pena que ya no hay en la web vídeos de la Lulu que Christine Schäfer, la mejor intérprete del personaje de los últimos años, cantó en Glyndebourne. Pero sí está éste que dejo, con Anja Silja, la mejor Lulu de todos los tiempos.

Y dejo otra Lulu que también merece la pena.

lunes, 10 de agosto de 2009

Agosto



Llevo muchos años pasando la mayor parte del mes de agosto en Madrid. Siempre ha sido un buen mes para estar aquí: supuestamente hace ya menos calor, supuestamente hay menos gente, supuestamente hay menos tráfico, supuestamente...

Las cosas han cambiado mucho, la verdad. Antes Madrid se vaciaba por completo durante la práctica totalidad del mes, pero ahora ya no es así, se queda mucha más gente. Lo achaco a tres factores distintos, que se superponen. El primero es que la gente no es tonta, ni yo el más listo de la clase. En Madrid en agosto, la verdad, se está muy bien, sobre todo porque el ritmo de la ciudad se relaja, tenga uno que trabajar o no. El segundo factor es el cambio demográfico de la última década: leo por ahí que más del 20% de la población de la ciudad es extranjera y los foráneos no tienen la obsesión por largarse en agosto (y una mayoría de ellos, además, no pueden si no quieren perder su trabajo, no lo olvidemos). Finalmente, está el turismo. Hasta hace relativamente poco a Madrid venía un turismo muy de fin de semana, de corte europeo-culto. Éstos siguen viniendo, pero también hay mucho jovencito en busca de marcha y paraísos artificiales fáciles, mucha familia italiana y francesa, mucha pareja de gays de mediana edad. Ya lo decía MacNamara: "Mucho guiry, mucho gay".

Este fin de semana pasado he estado en dos de los sitios que para mí significan el agosto madrileño. Son dos de mis sitios favoritos de la ciudad, como también lo son de tanta otra gente, no voy a descubrir nada nuevo.

El Jardín Botánico es uno de esos lugares que a uno le cuesta comprender que hayan perdurado en el tiempo. A punto estuvo de desaparecer tras la guerra civil, abandonado a su suerte. Pasaron décadas de abandono (nunca total, siempre hubo jardineros que lo cuidaron con sumo cariño, dentro de sus posibilidades) hasta que volvió a abrir, a finales de los años 70. Mi madre me llevó a visitarlo esa misma semana en que abrió de nuevo al público, y yo no he dejado de ir con regularidad desde entonces. Hace justo 20 años estaba yo en la fase final de mis oposiciones y me pasé todo el mes de agosto estudiando en los bancos del jardín botánico (y también en los del patio del Reina Sofía, sobre el que escribiré pronto). Siempre he estudiado tumbado, también me gusta leer en horizontal no sé muy bien por qué. Me llevaba mis temas, me tumbaba en un banco con sombra y ahí me quedaba. Entonces la entrada costaba un duro, ahora cuesta dos euros (es decir, en 20 años el precio se ha multiplicado por 64). Entonces estaba vacío en agosto. Ahora está lleno.

Hay algo muy satisfactorio en el jardín botánico y deriva de la continuidad en el tiempo. Fue creado como tal, con su diseño a tiralíneas, por los ilustrados del siglo XVIII y así ha seguido, atravesando todas las vicisitudes de una historia tan tumultuosa como la de esta ciudad, la de este país. Pocos jardines botánicos tienen un pedigrí tan noble: quizá sólo los de Florencia (con sus plantas venenosas), Palermo (con su ficus milenario), Oxford (tan cerca del campo de fritilarias silvestres) o el Physic Garden de Chelsea. Aunque agostado, como es de esperar en agosto, siempre hay algo en flor. Ayer había dalias y granados de doble flor, muy roja, los que luego no producen fruta. Los de la foto del inicio.

Mi otro rincón favorito del verano, del agosto madrileño, es la terraza de las Vistillas. Nos llevaba mi madre de pequeños al merendero, seguí yendo por mi cuenta con mis amigos Javier y Antonio cuando estábamos en la universidad y ahora, que vivo cerca, voy al menos una vez a la semana con mi chico, a quien gusta el lugar tanto como a mí. En las Vistillas uno se da cuenta de uno de los grandes lujos de esta ciudad, y es su proximidad a la naturaleza. Si uno mira hacia el noroeste, sólo ve árboles: primero el Parque de Atenas, luego el Campo del Moro, más allá la Casa de Campo, después el Monte del Pardo y al final la sierra. Si no fuera por la catedral de la Almudena (qué fea es la pobre, y eso que su cúpula encaja bien entre los chapiteles del Madrid de los Austrias), la vista sería aún mejor. En el merendero te sirven cosas muy básicas (pollo frito, tortilla, croquetas, conejo al ajillo), y quizá algo caras, pero todas buenísimas. Y tiene al mejor camarero que exista, Vicente. El otro día fui yo solo a tomarme una cerveza, estaba lleno y me puso una mesita extra para mí. Una chica que hacía cola le pidió que le pusiese otra a ella y Vicente le dijo que no, que es que yo era el dueño y por eso tenía el privilegio. Luego me tuvo que cobarar a hurtadillas para que no se diese nadie cuenta de que había mentido. Es lo mejor.

Las puestas de sol desde las Vistillas son inolvidables, sobre todo a finales de agosto, a finales de verano. Siempre lo digo, no hay luz más bonita, al menos en Madrid, que la de las tardes del final del verano, cuando todo se tiñe en una sucesión de colores fuertes, amarillo oscuro, naranja, rojo, morado. Las golondrinas se van a dormir y salen de paseo los murciélagos, con su vuelo errático tan divertido. La luz se va apagando, Vicente sigue sirviendo pollo al ajillo, sangría y tercios de Mahou, corre la brisa y en seguida se empieza a echar de menos tener una chaqueta a mano y yo me siento feliz de vivir en Madrid. Tanto más ahora, que me queda tan poco.

sábado, 8 de agosto de 2009

Exposiciones de principios



Iba a llamar esta entrada "Filth is my politics, filth is my life", que es la parte central del credo político de Divine, tal como lo expresa en este fragmento, delirante y fabuloso, del final de "Pink Flamingos". Si no la habéis visto, haceos con ella y vedla. No tiene desperdicio. "I have done everything".

Más en serio. Leo en los blogs, tanto en entradas de los mismos como en comentarios a las mismas, declaraciones de definición política. A mí me parece muy valiente, a estas alturas de la película, definirse de derechas o de izquierdas. Sinceramente, yo apenas veo diferencias palpables entre "unos" y "otros". Mi experiencia me dice que los gobiernos se forman a base de devolver favores a quienes apoyaron a los partidos políticos que ganan las elecciones y las diferencias reales son mínimas. Ya lo escribí en otra ocasión, en un alarde de cinismo y de sinceridad: los gobiernos, los políticos, te echan un huesillo de vez en cuando (matrimonio homosexual, memoria histórica, bandera de 300 metros cuadrados en la plaza de Colón de Madrid, unidad frente al terrorismo, educación para la ciudadanía, traslado del archivo de la guerra civil, etc, etc, etc) para que vayas royendo, te conformes con lo que tienes y no te des cuenta de que otros deciden por ti y puedan seguir abusando del sistema y robando a gusto. Tú, a pagar la hipoteca y los impuestos. Que ya se ocupan de ti desde el gobierno, la comunidad autónoma, el ayuntamiento. Porque no lo olvidemos: aquí hay que repatirse el botín. Hoy me toca a mí en la Moncloa y a ti en Santiago, Madrid y Valencia. Además, está todo muy claro, se puede robar todo lo que haga falta, que no tendrá consecuencias en los sondeos o en los resultados electorales. Elecciones... otro espejismo, nos dejan votar de vez en cuando, asistir a debates de políticos en TV (¡incluso con gente "de verdad"!). La celebración de elecciones regulares ni genera una democracia ni es una garantía de la misma. No es un sistema participativo, eso no existe ni en las comunidades de vecinos.

Es cierto que si uno se pone a analizar mi credo político, doy más bien de "izquierdas", sobre todo en los temas de mayor controversia. Empiezo diciendo que la nueva ley del aborto me parece una basura, un remiendo de apariencia progresista cuando ni siquiera, ni siquiera, se suprime el delito de aborto del Código penal; se añade lo de los 16 años para que el debate se vaya por ahí y nadie se dé cuenta de que es todo un ejercicio de imagen, otro huesillo para el electorado de buen rollito. El derecho al aborto debería estar recogido y protegido en la Constitución, las mujeres poder hacer con su cuerpo lo que les dé la gana, que bastante traumático debe ser como para que encima la gente (sobre todo los hombres, que siempre son los que más ruido hacen, mírese dentro del PSOE) juzguen y opinen. Más opciones políticas: utilizo el transporte público, no tengo coche. Compro comida orgánica. Procuro no comprar nada fabricado en países en desarrollo donde pueda existir trabajo forzado. Procuro no comprar productos alimenticios que hayan viajado desde otro continente. No viajo por placer a países no democráticos o donde al menos no haya mínimos derechos garantizados para mujeres y hombres. Utilizo la sanidad pública. Pago el IVA y el IRPF religiosamente, sin quejarme. Creo en la redistribución de la riqueza por los poderes públicos (sí, ésos que están gestionados por los políticos que hace un segundo ponía a caldo; menos mal que tenemos al funcionariado, que se quejarán de todo pero hacen que las cosas funcionen). Creo en los servicios públicos.

Claro, que también soy un abogado del libre mercado, corregido (ya he dicho lo de la redistribución de la riqueza) pero libre. Creo en la igualdad... de oportunidades. Para mí ésa es la igualdad real, la que nos permite a todos acceder a los mismos beneficios pero con la posibilidad de mejorar (o empeorar) mediante nuestro trabajo y nuestro talento. No creo en la igualdad como objetivo, sino como premisa de partida. Creo en la libertad por encima de todo. En poder decir lo que piensas sin que nadie te pueda amenazar por ello. Y, también por encima de todo, detesto la moralidad organizada, ya sea religiosa o política.

Contradicciones: muchas. Todas. No compro comida que contenga "millas aéreas" y en lo que va de año llevo a cuestas (los he contado) 51 viajes en avión. No viajo a países no democráticos pero he estado, por placer, en Siria, Egipto y tantos otros. Mucho presumir de pagar impuestos pero anualmente contribuyo a un fondo de pensiones para pagar menos IRPF en primavera.

En realidad lo que me gustaría de verdad, y por eso he empezado esta entrada como lo he hecho, es poder tener un credo político absolutamente apolítico y preferentemente amoral. No llegaré a defender el asesinato, el canibalismo y la coprofagia como hace Divine, pero me encanta esa desfachatez, sobre todo por lo que supone de superación de los esquemas tradicionales de lo conservador/progresista. Sólo en una sociedad política tan podrida como eran los Estados Unidos en los años 70 cabía una filosofía vital tan radical. Bueno, locos hay en todas partes, pero locos travestidos obesos ("How is this for a centre spread?") no tantos.

Por cierto, he descubierto, casi por casualidad, la mejor web de los últimos tiempos, Cinema de Merde. Se trata de una página muy trabajada con críticas irreverentes y muy camp de todo tipo de películas. Recomiendan Pink Flamingos, Phantom of Paradise, Glitter, Xanadu y Roller Boogie, por ejemplo. La lleva un tipo barbudo con mucha pluma cuyos vídeos describiendo películas son muy divertidos. Recordadlo, lo leísteis aquí primero (aunque seguro que algún listillo ya la conocía).

En Internet, último reducto de la libertad, está todo. ¿Quién necesita credos políticos?

"Eat shit!".

martes, 4 de agosto de 2009

731

Hace 731 días o, lo que es lo mismo, dos años exactos, creé este blog y escribí su primera entrada. No tenía ni idea de qué podía esperar del mismo, no sabía quién me leería, le comenté que lo había abierto a muy pocas personas, que aún hoy lo leen y lo comentan (gracias a los tres, queridísimos). No tenía ningún objetivo claro, sólo que escribiría sobre cosas que me gustan y también sobre otras que no me gustan, que mantendría las miras lo más abiertas posible, que intentaría tener constancia, rompiendo así mi línea habitual de empezar las cosas y no terminarlas jamás, que lo dejaría cuando ya no me divirtiese escribiéndolo. Que sería sincero.

Me sorprende sobremanera haber llegado hasta aquí, no esperaba durar tanto. Los diarios se escriben con la intención de que nadie los lea pero con la esperanza de que alguien, algún día, en algún momento, los leerá. Yo empecé este blog con esa misma filosofía, y ahora me doy cuenta de que no escribo sólo para mí, sino que lo hago también para vosotros, queridos lectores (no, esta vez no os llamaré hipócritas aunque sí sois mis semejantes y mis hermanos). Me importan vuestras reacciones, me importa lo que me digáis y modulo lo que escribo a lo que pienso que os va a gustar. Es algo que me hace pensar. No sé si debo seguir por ese camino, de hecho no sé qué rumbo va a tomar este blog.

Mis primeros lectores, los primeros que me hicieron comentarios, excepción hecha de aquellos amigos de larga data a los que he citado antes, ya no están. El otro amante y Homo-sapiensis desaparecieron de la blogosfera hará más o menos un año, cuando estaba celebrando mi primer aniversario. Coxis, que también estuvo desde el principio, sigue ahí. Gracias, guapo. Yo también desapareceré algún día, que espero por supuesto que tarde en llegar. Reconozco que esto me gusta demasiado como para dejarlo ahora, aunque siempre he pensado que, al igual que los lugares, estas aventuras hay que abandonarlas cuando uno está aún a gusto en ellas. Hay que evitar prolongar la agonía, como hacemos con las malas relaciones de pareja, que mantenemos porque no vemos alternativa clara o nos falta la voluntad o la determinación de poner fin a algo que debería haberse acabado ya. Me iré cuando no tenga nada que contar, cuando me aburra. Cuando os aburra.

Como suelo mirar hacia adelante más que hacia atrás, me encuentro ansioso de saber por dónde voy a tirar, si voy a escribir algo serio y sesudo, si me lanzaré o no a meter algo de ficción (a lo que me resisto de momento), si dejaré del todo el repaso a los años 80 o podrá conmigo la realidad de la fuerza de mis recuerdos, si el cambio de escenario físico me llevará a describir escenas de mi nuevo entorno vital, si abandonaré las series de entradas que me gustan y me esclavizan en igual medida, si dentro de un año estaré celebrando el tercer aniversario o si habré cerrado este ejercicio bloguero con el que tanto disfruto. De momento, aquí sigo, con fuerza, ánimo y ganas intactos. O casi.

Escribo esta entrada fuera de España, como escribí la primera de todas, con aquella lista de "me gusta y no me gusta" que hoy sería sin duda diferente. Gracias a todos por la fidelidad y el cariño, que espero haber sabido reciprocar.

sábado, 1 de agosto de 2009

Serpentinas


La Serpentine Gallery es una galería de arte situada en pleno Hyde Park, en Londres, pegada a la lengua de agua que cruza el parque, de la que toma su nombre. En el Reino Unido es famosa porque la princesa Diana hizo allí su primera y deslumbrante aparición pública tras su divorcio del príncipe Carlos.

Hace ahora diez años justos que me fui a vivir a Londres. Una de las grandes ventajas que tenía vivir en la ciudad es que mi piso estaba cerca de Hyde Park y, por lo tanto, de la Serpentine Gallery que es además de entrada gratuita al ser pública. Allí habré visto un montón de exposiciones inolvidables, algunas de artistas que me gustan mucho, como Cindy Sherman o Rachel Whiteread, otras de artistas que me interesan algo menos, como Cy Twombly o Richard Prince.

En el verano del 2000, con motivo de la celebración de una fiesta, la galería encargó a la arquitecta Zaha Hadid que diseñase una carpa. El resultado fue una estructura tubular angular cubierta por un toldo de neopreno blanco. Una haima del desierto postmoderna en pleno Hyde Park. A mi gusto, es lo mejor que ha hecho nunca la Hadid, pues al ser algo sencillo y pobretón no quedaban a la vista las carencias constructivas (derivadas de lo arriesgado de sus diseños, cierto es) que caracterizan a su obra terminada.


La estructura quedó, tras la fiesta, varada en pleno parque y la gente empezó a visitarla y a hacerle fotos. La prensa se hizo eco. Y la galería decidió que todos los veranos le encargarían a un arquitecto de renombre sin obra construida en Londres que diseñase un pabellón temporal, al estilo de las “follies” que la aristocracia británica erigía en sus jardines en el XVIII. Aunque mercantilizasen de este modo una idea puntual, desde entonces han surgido año tras año obras sumamente interesantes, algunas mejores y otras peores, casi todas de arquitectos-estrella de ésos que diseñan y construyen “iconos” generalmente descoyuntados que tanto gustan a la gente. Yo detesto ese tipo de arquitectura, sobre todo desde el punto de vista sociológico, pero he de reconocer que en un ejercicio efímero y a pequeña escala es donde tiene un papel, pues la excentricidad constructiva, cuando sólo tiene un objetivo lúdico, no sólo es tolerable, sino sumamente aconsejable.

Al año siguiente le tocó a Daniel Libeskind, que dejó un gusano angular cubierto de aluminio reflectante.


Oí hablar de Libeskind por primera vez en 1986 cuando la revista El Paseante (¿por qué ya no se hacen cosas así en España?) publicó un artículo, escrito por Gabriel Allende, otro arquitecto que entonces empezaba, sobre sus diseños. Eran pura matemática, inconstruibles, líneas rectas en un espacio infinito, múltiples planos inconexos. Utopía constructiva. En el pabellón para la Serpentine se le nota suelto y entretenido, feliz de poder deconstruir volúmenes sin preocupaciones de durabilidad o confort, sin tener que plegarse a necesidades de habitabilidad o a las demandas de empleadores, como le pasa a casi toda su obra construida, cuyo interés ha ido cayendo en picado con los años.

Toyo Ito, arquitecto irregular y fascinante, que no ha hecho dos cosas iguales, fue el siguiente.


De todos los pabellones hasta ahora construidos, el suyo es el que más me gusta. Se trataba de un paralelepípedo normalito y sencillo convertido a base de tiralíneas en una celosía tridimensional de metal blanco y cristal. Encajaba en el parque y en el entorno verde de maravilla. Cierto es que, al ser cerrado, fue el más mercantilizado de todos y se convirtió en cafetería/chiringuito de verano. Cuando años más tarde sobrevolé en helicóptero el Mar Báltico congelado, el paisaje de pequeños icebergs irregulares flotando en el agua era igual que esta estructura.

Al año siguiente se lo encargaron a Oscar Niemeyer, que se marcó un cacharro extraño, elevado sobre el terreno, de construcción mucho más compleja que los anteriores (hubo que cimentar) y, la verdad, bastante feo. Niemeyer es uno de esos vejestorios venerados con los ojos cerrados por la izquierda, como García Márquez o Saramago, que tuvieron un momento de creatividad extraordinaria pero que se han fosilizado en vida, repitiendo fórmulas obsoletas una y otra vez, ensimismados en su divinidad. Son de los que se tiran un pedo en un escenario y les aplauden.


Con Niemeyer llegaron los problemas. El pabellón de 2004, diseñado por la firma holandesa MRVDV complicaba las cosas aún más desde el punto de vista constructivo y no se llegó a hacer. Su idea era construir una montaña artificial por encima del pabellón ya existente y sembrarla de hierba y plantas. Interesante, tal como se ve en el croquis, pero demasiado para un pabellón temporal con una vida de un par de meses. Los responsables de la galería tuvieron el buen tino de regresar a los orígenes del ejercicio y volver a estructuras más sencillas.


En 2005 se lo encargaron a uno de los pocos arquitectos de verdad imprescindibles del último cuarto de siglo, Álvaro Siza.


Construyó un pabellón de vigas de madera y cristal, con grandes aberturas, angular por fuera y redondeado por dentro. Es uno de los pocos que no he visto en directo, no puedo juzgarlo como a los otros, pero la pinta es magnífica.

Un año más tarde le tocó el turno al gran pope de la arquitectura mundial, Rem Koolhaas. El gran pope y el más sobrevalorado de todos los arquitectos en ejercicio. Todo lo que diseña tiene que ser “irónico”, que este señor es muy listo. La ironía, sin embargo, a veces sirve para ocultar la falta de talento, es algo que sé muy bien, por experiencia propia.


El pabellón que construyó era básicamente una estructura circular de paneles traslúcidos con un enorme globo irregular hinchado por encima. Muy gracioso. Bastante feo. Y en el interior hacía muchísimo calor y bastante ruido causado por el mecanismo de hinchado del globo. Estaba en Hyde Park pero podría haber estado en Dubai, Beijing o a las puertas de algún Carrefour de extrarradio. Mira, ahí podría haber quedado bien, en plan concesionario de KIA. (Soy injusto con Koolhaas, es un muy buen arquitecto, el CCTV en Beijing o la Librería Pública de Seattle son edificios espléndidos).

También era circular la estructura que diseñaron Kjetil Thorsen (de la firma noruega Snøhetta) y otro artista muy sobrevalorado, Olafur Eliasson, que un par de años antes había deleitado en Tate Modern con su instalación de un sol naciente (o poniente, que tanto monta). Minimalismo conceptual para las masas (qué malo soy). El pabellón, que tampoco vi en persona, es bonito, construido en madera y formado por una rampa con un capirote a lo alto. Parecido al de Koolhas pero más elegante, más serio.


Ese mismo año, por cierto, hubo un segundo pabellón, tan efímero como el primero de esta larga lista, pues era también para una fiesta, y diseñado también por Zaha Hadid. Levantó tres champiñones blancos gigantes de poliuretano y los llamó “Lilas”. Son preciosos, la verdad, poco tengo que añadir a lo que dice la foto.


El año pasado le tocó a Frank Gehry. Yo detesté le museo Guggenheim de Bilbao hasta que lo vi en persona y claudiqué ante la evidencia. Es un edificio fantástico, genial. A Gehry, eso sí, se le acabó el talento hace mucho. Construyó para la Serpentine una estructura de madera, algo feúcha y muy pesada, con planos superpuestos. Nada más ver el pabellón pregunté a una azafata que había por ahí que quien diseñaría el siguiente. Arquitectura desechable, de usar y tirar. La foto es mía, por cierto, la única de este reportaje.


Y este año le han encargado el pabellón a SANAA, dúo de arquitectos japoneses que, como Toyo Ito, nunca hacen dos cosas parecidas y que están obsesionados con la piel de los edificios. Escribí sobre ellos hace tiempo, con motivo del New Museum de Nueva York.


Tan obsesionados están con el exterior de los edificios que en este caso han prescindido del mismo, construyendo una marquesina de formas orgánicas y redondeadas que se mete por los huecos que dejan los árboles, de techo reflectante, sujetada por columnas muy finas. La insoportable levedad de la arquitectura. Parece muy bonito, muy bien encajado, lo veré en directo cuando vaya a Londres a celebrar el 40 cumpleaños de Stanwyck. Huy, que desvelo secretos ocultos.


Gusten más o menos los pabellones, la idea es magnífica. Se deja rienda suelta a arquitecturas efímeras arriesgadas sin el riesgo de que se queden para siempre en el paisaje urbano. Es realmente la concepción de la arquitectura como arte. Cuando mejor funciona es cuando tiene menos pretensiones e intenta hacerse con el lugar (el parque, el pabellón eduardiano existente), sin necesidad de encajar con el entorno. Es el caso de los proyectos de Hadid, Libeskind, Ito, Siza o SANAA. Funciona peor cuando construyen algo que no es más que un dibujito mono (Niemeyer), se pasa de listo (Koolhas) o se diseña en minuto y medio y sin entusiasmo especial (Gehry). Si no te gusta el pabellón, pasas a la exposición de la galería, te quedas un buen rato en su fabulosa librería o, si no hay más remedio, te das un paseo por Hyde Park. La fuente-memorial de Leididín está muy cerquita.

No entiendo como no se ha copiado en ningún otro sitio una idea tan buena. Quizá porque no hay parques como Hyde Park ni galerías como la Serpentine. Pero al lado del Palacio de Cristal del Retiro se podría hacer algo parecido, ¿verdad? No caerá esa breva...