sábado, 11 de julio de 2009

Lo Peor de Todo: Conferencias

Tyler Brûlé, a pesar de su nombre tan improbable, es un tipo listísimo. Para quienes no lo conozcan, diré que fue, con veintitantos años, el fundador de la revista “Wallpaper*”, la “biblia” de estilo del período del último cambio de siglo, y es ahora el editor de “Monocle” una revista bastante estupenda sobre, de nuevo, ciudades, diseño, actualidad internacional, moda, etc. Es sin duda uno de los gays más influyentes que circulan por el mundo y tiene un ritmo de vida impresionante: en su columna semanal en el Financial Times, que se puede leer aquí, cuenta como va de un lado a otro, de una conferencia en Nueva York a otra en Tokio, de su casa en Zurich a su isla privada en Suecia. Una vida ¿envidiable? Yo tengo mis dudas.

Llevo un año viajando a destajo y estoy bastante hartito, la verdad. Vuelos nocturnos, comidas raras y a deshoras, cambios de temperaturas, deshidrataciones, estreñimiento, retenciones de líquidos, no poder dormir a diario abrazado a mi chico (que es sin duda lo más duro) y, sobre todo, tener que participar en las conferencias a las que voy, porque las conferencias son, con mayúsculas, Lo Peor de TODO.

¿Qué es lo que hace que las conferencias sean lo peor? Pues aquí va el listado:

1.- La maletita. Te dan una maletita en cada conferencia. Al principio te hace gracia y te la quedas, aunque sea para no herir los sentimientos de la azafata que te la ha dado. Luego te das cuenta del error, pero aún así te la llevas de vuelta a casa y se te acumulan sin saber qué hacer con ellas (que las sobrinitas, que no son tontas, se han hartado de que se las regale). Las maletitas son inevitablemente horrorosas. Y si son monas no puedes volverlas a usar porque llevan el logotipo de la reunión y repetir su uso es equivalente a llevar la tartera en una bolsita de “Munich 72”. Además, te llenan de libros y documentos que tiras nada más regresar pero que pesan como una losa en el equipaje (sólo de mano y que incluye zapatillas de deporte, hay que hacer filigranas para que quepa todo).

2.- Los profesionales de las conferencias. Hay personas que viven por y para las conferencias. A veces te topas con la misma gente (es inevitable, nos dedicamos todos a lo mismo) pero el profesional es otra cosa, aunque sean personas distintas, siempre es el mismo tipo. Me explico. En toda convención aparece el cuarentón gordo, calvo, con perilla y halitosis, teléfono móvil y "pager" al cinto, blackberry en la mano y ordenador portátil en la maletita (él siempre utiliza la maletita de la conferencia). En el wallpaper del ordenador figura inevitablemente una foto de su santa, hecha un guiñapo la pobre, con un bebé recién parido. O del bebé: "es la niña de mis ojos", te espeta. También está la gorda líder de turno, que suele ser coorganizadora del evento, dando órdenes a destajo por el sistema de altavoces: "la comida se servirá en la terraza diecisiete, hoy tenemos un buffet norcoreano-finlandés"; "no olviden inscribirse en el tour guiado de la ciudad, tienen la hoja correspondiente en la maletita". Otro personaje es la delegada solitaria, al final de su juventud, que busca al delegado sin anillo de casado (lo sé, Notorious, es un comentario hiper-machista, pero es la realidad): "¿Nos tomamos una copa? Conozco un sitio no muy lejos donde podemos librarnos de esta gente". Pues casi mejor no, bonita, prefiero irme a la habitación a ver la tele, que quizá pillo un capítulo de "Heroes". Todo ello aderezado de jet lag, claro.

3.- Asentir. Es realmente lo peor, a mí me saca de quicio. Alguien dice algo en la conferencia y otros (y otras) se ponen a asentir vehementemente como si el movimiento de sus cabecitas diese validez a lo que el/la pánfil@ de turno está diciendo. Además es contagioso: asiente uno y otros tres van detrás, sobre todo los que forman parte del panel principal de conferenciantes. Asimilado al asentimiento es la primera pregunta. La suele hacer el listillo de turno, que considera que habiendo hecho esa primera pregunta ya ha cumplido con el trabajo y minutos después desaparece de la sala, regresando sólo para el programa festivo-cultural (ver infra). Si no le dejan hacer la primera pregunta, se desgañita asintiendo y esperando su turno. En cuanto ha terminado de hablar, se lanza al buffet.

4.- El buffet. En las conferencias te atiborran a comida mala que no deberías comer. Y no, no me está saliendo la vena bulímica sino que lo que te dan, del desayuno a la cena, es una bomba calórica de pésima calidad a la que sin embargo uno no se puede resistir. Fritanga variada y muy guarra (rollitos, pollo empanado, pescado rebozado), carbohidratos de los malos (patatas fritas, arroz envuelto en pasta bric), postres atiborrados a grasas trans y azúcares refinados, chocolates blancos de pésima calidad. La fruta y la verdura son un recuerdo lejano. Tardas un mes en desintoxicarte, y eso con una sesión diaria de elíptica o aerobic.

5.- La programación cultural. El buffet de la noche del primer día de conferencia suele estar amenizado con algún acto festivo-cultural. En la última conferencia en la que he estado salieron a actuar (lo juro, no exagero), un desfile de niños disfrazados de carnaval (incluido un niño-libélula y una niña-planeta), dos grupos de baile indios, dos orquestas de calypso a base de steel drum, cuatro parejas talluditas con trajecitos de baile ajustados haciendo mambo y chachachá, un grupo de baile limbo y una cantante libanesa, que ya no cumple los 60, enfundada en un bodysuit negro acampanado (pobre, haría 45 grados con una humedad del 99%) y con una marcha aterradora. Se puso a sacar a bailar a gente al escenario y ¿a quién sacó el primero? Pues sí, a Breckinridge. Pero, pobre de ella, se encontró con la horma de su zapato, que entre mis horas de vuelo a base de Chic y Chemical Brothers y los muslazos que se me han puesto con el aerodance, me la comí con patatas. Eso sí, todo el mundo haciendo fotos... menos mal que mis compañeros de faenas laborales no leen este blog.

Me pongo para terminar un poco serio porque en realidad lo peor de las conferencias/convenciones/seminarios/jornadas es que son una absoluta pérdida de tiempo y un modo inútil de derrochar dinero y esfuerzo. No sirven para nada. Pero para nada. Y, aunque parezca un frívolo profesional, yo me dedico a temas muy serios, de esos que deben servir para mejorar el mundo. Las conferencias son una excusa para que los enteradillos de un tema concreto se vean las caras de vez en cuando y retroalimenten su pequeño tinglado, el corralito que se han ido tejiendo con el tiempo.

Eso sí, no me quejo de mi última conferencia caribeña, que al final me pude escapar a la piscina aunque fuese sólo un rato. Dejo aquí prueba gráfica en forma de autofoto. ¿A que es chulo mi bañador nuevo?

12 comentarios:

Manuel Sánchez de Nogués dijo...

Mi reino por la foto con la gorda libanesa. Esa foto tiene que existir y dentro de unos años puede valer millones… algo así como las de Berlusconi con le veline!!!!!

Squirrel dijo...

Yo no las he visto (las fotos con la gorda libanesa) pero sé que existen... Si me mandan alguna y no sond emasiado tremendas, las cuelgo en el blog. Bueno, ya veremos.

theodore dijo...

Yo me voy a saltar los comentarios elogiosos (buen ritmo, estilo impecable y descripciones rotundas) y los petardos (piernacas, bañadores, libanesas y allymcbeals) que me pegaría hacer en un post como este , porque el momento "serio" me ha llegado al alma. Es algo que pienso continuamente, porque no deja de haber congresos, reuniones, muestras, en fin, todo tipo de eventos que está claro que no sirven para nada, y nos cuestan mucho dinero necesario para otras cosas, que en muchos casos son para las que se generan estos congresos. Y al final, todos con su corralito, como tú decías.

Un buen amigo es gestor cultural en "la cosa pública", y cuando me cuenta el derroche innecesario que hay en cenas, actos, cocteles y demás, se me llevan los demonios. Y lo Peor de Todo es que si les sobra dinero del presupuesto de la temporada, deben gastarlo como sea para que la siguiente temporada no se lo reduzcan, así que hala, a encargar bolis, carpetas, posavasos y mandangas. Y eso en un organismo pequeño de una comunidad autónoma, así que proporcionalmente no quiero ni pensar los derroches de los organismos internacionales. Pero lo pienso. Y no me sale urticaria porque por suerte soy bastante realista.

This is the world we live in.

Besos. Queremos más fotos, ¿¿¿a que sí, compañeros????

coxis dijo...

¡Qué malo es el estreñimiento en los viajes...!

Salvando las distancias, en este oficio de la enseñanza para que te cuenten los trienios te obligan a hacer cursos de reciclaje.

Para las oposiciones también cuentan así que ya está el negocio montado. Antiguamente todo se hacía con un retroproyector, ahora colocan un Power Point (que bastantes veces se estropea) y mientras sueltan su historia tú aprovechas para mandar mensajes de móvil, hacer pintarrajos (mi favorito) o simplemente torcer el culo en la silla y mirar el reloj...

El arquetipo de la halitosis está muy extendido... Yo también lo he sufrido (en silencio)

El comentario de la muchacha al final de su juventud (aplicable no sólo al ámbito de las conferencias) es cierto, para qué nos vamos a engañar. Y da un apuro...

Y me uno a Mr Theodore, ¡fotos de muslos aeróbicos pero ya!

Squirrel dijo...

Pues sí, Theodore, así es el mundo en el que vivimos. El derroche de dinero público y privado en este tipo de "eventos" es aterrador. Todos sabemos lo que piensan los otros, sólo se organizan para cubrir un expediente y, literalmente, quedar bien ante los demás. De ahí las maletitas, en el fondo es lo que queda al final. Y no quiero quitarle culpa a nadie pero las comunidades autónomas son las peores cuanda se trata de derrochar (y Andalucía, eso sí que es un corralito, de lo peorcito, aunque Madrid va por ese camino). Nuestra democracia es pésima.

Coxis, a leer tu comentario me he dado cuenta de que nunca debería haber escrito la entrada bajo los efectos del jet lag (qué pesado estoy, parezco Marisa Paredes en Tacones Lejanos). ¡Cómo he podido olvidarme de enumerar el power point! No hay nada peor ni más amuermante. Bueno sí, la gente que pone una presentación de powerpoint y ¡la lee! Y tan contentos que se quedan. Es aterrador.

Y los muslos ya me los veis en la foto que he colgado, que siempre queréis más...

ulises1b dijo...

hola! pues la foto corresponde a la isla de fuerteventura y el mar de fondo es el Atlántico pero el que da a la parte oeste de la isla, que es como más azul y más salvaje.

Un beso

Squirrel dijo...

Gracias Ulises, por el detalle. Pues fíjate que pensaba que era el Mar Muerto, por eso te pregunté. Los paisajes lunares me encantan, aunque sean tan parecidos unos a otros.
Gracias por pasarte!

Mocho dijo...

Lo mejor, lo de que las sobrinas ya no son tontas, jis jis jis.

Suscribo casi todo, pero como voy una vez al año (a la de siempre, a ver emborracharse a los de siempre) y a gastos pagados, procuro disfrutarlas

Squirrel dijo...

Mr. Mocho, qué suerte ir sólo a una. Yo ya no puedo más... Y sí, las sobrinitas ya no son tontas, te crees que la pequeña aún es convencible pero se hacen mayores todas a la vez.

theodore dijo...

Aye Carumba!! Me acabo de dar cuén que hubo más comentarios en el post anterior, y como sé que no puedes vivir pensando que somos los más sagaces e intuitivos, te explicaré el truco: De todos los cienes de tipos de contadores de visitas, yo tengo puesto ese tan cuco que te cuenta de dónde viene cada visita. Me encanta mucho ello porque aparecen sitios de lo más rocambolesco, por ejemplo, un tal Port Of Spain hace unos días. Jate tú.

Que conste que no le dije nada a Polo, así que intuyo que se fijó en mi contador. Aunque él SI es sagaz e intuitivo, vive dios.

Now you know.

polo dijo...

No tengo mucha experiencia en el mundo de las conferencias. Bueno, si les llamamos 'Charlas sobre proyectos de Enseñanza Bilingüe', algo tendría que contar, pero, en todo caso, siempre ha sido cerca de mi casa...

Lo que más me gusta es cobrar dinero. Supongo que las tuyas no estarán mal pagadas, ¿no?

Los comentarios no me parecen nada machistas. Son realidades repetidas. Es que hay una epidemia de hipersensibilidad con ciertos temas que -no sé a ti- me recuerdan a una inquisición posmoderna, "light" como posmoderna que es.

En los viajes locos echo mucho de menos la fruta y la verdura. Sobre todo, la fruta. Y es que las prisas y lo rápido afectan a todo esto.

Qué razón tiene Teodor´s al comentar sobre los despilfarros. ¿Crisis? ¿Qué crisis? Tantas y tantos reuniones y congresos que no sirven sino para gastarse dineros en contentar a unos pocos... Es verdad: en que estos se vean las caras de vez en cuando.

Uno te pediría una entrada sobre TT y su diversidad lingüísticas. ¿Ha llegado hasta allí el papiamento?

Squirrel dijo...

Polo, a mí no me pagan por ir a conferencias, simplemente voy, escucho, intervengo cuando me toca, tomo notas y hago informes. Si me pagasen iba a estar yo aquí...

El papiamento es una maravilla de la naturaleza, una de esas mezclas que salen bien porque son naturales. Y no, no se conoce por T&T, curioso estando tan cerca de Curaçao. No hay más influencia que la británica, de hecho, la principal etnia del país es la india. Los colonizadores de Albión llevaron a trabajadores indios a los campos de caña de azúcar porque los locales noe ran muy dados al trabajo. Ahora, como están forrados de petróleo y gas, nadie trabaja. No producen ya ni angostura.