jueves, 13 de noviembre de 2008

Como unos chicos

La prenda de ropa más cara que he tenido nunca era una camiseta de la marca japonesa Comme des Garçons. Me la regalaron en torno a 1990 en una tienda de Madrid que me gustaba mucho pero que ya no existe, Enrique P, de la que yo era cliente aunque no tan bueno como para que me regalasen algo tan caro. Era una camiseta normal, de color carne, que tuve que tirar porque se me salió la tinta de un boli encima y no hubo manera de quitar la mancha. Una pena, porque era una camiseta bonita y además a mis amigos más mega-fashion les impresionaba mucho la etiqueta.

Los responsables de la marca H&M son listísimos. Esta mañana han lanzado una “colección-cápsula” de unas pocas prendas de ropa diseñadas por Rei Kawakubo y firmadas Comme des Garçons, pero a precios H&M, es decir, asequibles. La campaña publicitaria es impresionante, y la web que han montado aún más. Podías ver cada una de las prendas, de chico o de chica, en detalle y en un click de ratón te decían en qué tiendas podías comprarlo. La promoción empezaba a las 10 de esta mañana.

Aunque me gusta mucho la ropa, prefiero ser espectador que consumidor. Sigo cada temporada con fruición las noticias sobre colecciones de aquí y de allá, pero siempre acabo comprando y poniéndome lo mismo. Tampoco tengo fondos ilimitados, y la ropa buena es muy cara. Además, llevo traje y corbata a diario, así que mis posibilidades de ser original son limitadas. Pero, recordando la camiseta de antaño y azuzado por una joven amiga y compañera, me he liado la manta a la cabeza y he ido con ella esta mañana a la tienda de Gran Vía, que me pilla muy cerca del trabajo, con intención de comprarme un chaquetón de Comme para H&M con muy buena pinta y mejor precio que había visto en la web. Como he dicho, abrían a las 10. Hemos llegado a las 10 y 3 minutos y antes de entrar hemos podido comprobar que con toda certeza tenía que haber habido una buena cola nocturna, pues en la calle había por todas partes vasos de plástico con restos de café, además del cordón de seguridad habitual, ya recogido. Al entrar en la tienda, abarrotada, he visto que estaban todas las modernas de Madrid, ellas y ellas. Había también cámaras de televisión, filmando la escena que parecía sacada de “Lío en los grandes almacenes”, de Jerry Lewis.

Y al acercarnos a los estantes y perchas de la colección Comme des Garçons hemos visto que ya no quedaba casi nada. En 5 minutos la gente había arramplado con todo. En la caja había una señora de cierta edad pagando unas 20 camisas negras con lunares blancos que se llevaba, casi seguro, para poner en reventa en Ebay al llegar a casa. No quedaba ni un chaquetón ni tampoco la chaqueta que mi compañera había detectado en la web. En 5 minutos. Nos hemos vuelto al trabajo un poco depres, en parte por no haber comprado lo que queríamos pero también sobre todo por el sinsentido de la situación, todo el mundo enloquecido por unos trapos más o menos bonitos (mucho negro, muchos lunares), fabricados como no en China, diseñados por una japonesa para su propia marca, que tiene nombre francés. Muy globalizado todo. Y muy banal, la verdad.

Tengo la suerte de poder escaparme a comer a casa algunos días entre semana, y hoy ha sido uno de esos días. Para llegar a casa he tenido que cruzar la calle Alcalá, donde había una manifestación delante del Ministerio de Educación. Hoy había convocada una huelga general universitaria y estudiantil, a favor de un trabajo digno, en contra de la selectividad, en contra del sistema de Bolonia. El líder de la manifestación, o al menos el que agitaba y gritaba por el megáfono, era de mi quinta, quizá un poco más joven, pero no mucho, tenía menos pelo que yo, que ya es decir. En la manifestación había muy poca gente. Yo diría que menos que las que vi en H&M por la mañana, aunque comparar el entorno cerrado de una tienda con el espacio abierto de la calle Alcalá es necesariamente engañoso. El líder estudiantil, sin duda un repetidor profesional, se desgañitaba gritando sus consignas que los cuatro gatos que estaban con él repetían.

La gente madruga para ir a unas rebajas. La gente no va a pedir mejoras en el sistema educativo. Yo no sé si esto es una enfermedad, un síntoma o una causa de algo. No sé si es santo y seña de nuestro tiempo, tampoco sé si es bueno o malo, mi compás moral dejó de funcionar hace mucho. Me parece algo extraño, ¿o no?

7 comentarios:

El Cinéfilo Ignorante dijo...

Ensayo sociológico el tuyo. En los nuevos barrios (es un decir) donde viven "parejas jóvenes" (o sea, lo que antes se conocía como 'yuppies'), lo primero que abren son sucursales bancarias. Incluso antes que los bares.

No me extraña que el objetivo de llevarse 20 prendas sea negociar con ellas. No me extraña que en las manifestaciones (qué poco glamour o fashion) haya poco personal. ¿Signo de los tiempos?

Pero confieso que yo estoy igual Me gusta mucho ver ropa y me siento alienígena en una 'mani'. Puede que de aquí a muuuchos años piense en negociar con algo que todavía ùnicamente me causa placer. Dejémoslo en "extraño"...

antoñita mary dijo...

Hay gente pa tò!

pero es muy significativo que para la mani de EDUCACION vayan cuatro mataos, que màs que nada fueron para saltarse las clases, y para entrar en HyM haya tumultos e incluso peña que hizo noche para poder arramblar con 30 prendas.. si, muy significativo.

Stanwyck dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Stanwyck dijo...

Un par de cosas:
1. No me extraña que la gente hicera cola en el H&M. Como dices, la campaña publicitaria es muy buena y, por tanto, juega con la generación de insatisfacción y la falsa promesa de felicidad -y sexo- que están en el corazón de toda buena campaña de publicidad y de la "zoociedad de consumo".
2. Al mismo tiempo, no es más que un negocio, por lo que no me extraña que algunos, que se consideren más listos, busquen aprovecharse.
3. Es banal y efímero, pero eso es esencial en nuestro modelo económico.
4. Hacer huelga un jueves es una excusa para tener un fin de semana de 4 días.
5. Un señor cerca de los 40 no puede ser representante estudiantil y, si lo es, es lógico que genere indiferencia.
6. ¿Defendían de verdad algo más que unos intereses creados y sus privilegios? Que quede claro que yo disfruté de ellos e hice alguna huelga para defenderlos.
7. Tendría que haber hecho esos exámenes finales de "Matemáticas de 5º de Derecho" que pueblan mis pesadillas: 7 no es "un par".

Squirrel dijo...

Gracias por los comentarios.

Sr. Polo: Cuánta razón tienes! Yo a manifestaciones hace como casi 30años que no voy, y a las ofertas sigo yendo...

Srta. Antoñita: Hay gente pa tó, y además de verdad. Ambas troupes eran tremendas, la verdad, difícil quedarse con una.

Sra. Stanwyck: Nuestro modelo económico y los fines de semana de 4 días están tocando a su fin... Por eso hay que aprovechar mientras se pueda!!! 7 es un par, claro que es un par. Hay ocasiones en que buscas pareja (un par) y acabas liado con 7. ¿O no? Pues eso, lo mismo.

Stanwyck dijo...

Vuelvo a comentar, porque esta mañana, en la tele, he visto a dos presidentes de asociaciones europeas de obesos, hablando de la necesidad de que los niños coman frutas y verduras -pagadas por el Estado- en el colegio. Ni que decir que ambos estaban como toneles. Un poco como el cuarentó universitario, ¿no?

Squirrel dijo...

Qué fuerte!! Es muy típico del Reino Unido, donde casi todo el mundo está obeso, yo no doy crédito. Aunque recuerdo yo a cierto entrenador personal de gimnasio de metro veinte y más de 100 kilos de peso (y unas lorzas de escándalo).

Pero no deja de tener gracia lo del programa de TV, habría sido aún mejor si se hubiesen tomado un Capuccinos "grande" y unos cuantos muffins (o bolsas de patatas) mientras lo decían. Vivimos en un mundo extraño, pero no por ello peor, ni mucho menos.