El barrio de Chamartín, en la parte norte de Madrid, tiene un gran número de edificios de viviendas, de clase media-alta y aparentemente anónimos, que revelan el deseo de modernidad que imperaba entre los arquitectos y diseñadores de la capital desde finales de los años 50. Se trata en su mayoría de bloques residenciales sin firma, de líneas rectas y puras, generalmente construidos en ladrillo visto y piedra, con terrazas voladas, azoteas ajardinadas y patios de comunidad bastante amplios y luminosos. Los pisos son, para los estándares actuales, grandes y bien distribuidos, sin pasillos innecesarios, siguiendo los estándares del llamado "movimiento moderno" que había llegado a España con cierto retraso y que se implantaba ya del todo con la bonanza económica de los años 60.
Y todo este rollazo es para presentar la fachada (porque no es un escaparate propiamente dicho) de la Clínica Panamá, que está en la calle del mismo nombre en el barrio que acabo de describir. A primera vista dice bien poco, pero si uno se fija bien puede comprobar, en primer lugar, la armonía de las líneas rectas: el frontón de piedra pulida con el nombre, la puerta y los adoquines de cristal. Precisamente los adoquines de cristal son lo que a mí más me llama la atención del diseño de la fachada (reminiscencia de la arquitectura pre-moderna de los años 20 y 30, como la "maison de verre" de Pierre Chareau en París), junto al detalle asimétrico del tirador de la puerta. Es una pena que esté medio tapado el panel de mármol verde que enumera las especialidades de la clínica, porque impide que se vea bien la tipografía, que es preciosa, y el propio mármol, que da un toque de solidez constructiva tradicional a un diseño casi enteramente de cristal opaco. Por otra parte, las letras rojas (y la tipografía, limpia y sans sérif) del cartel principal son suficientemente llamativas como para que nadie pueda llamarse a engaño sobre el cometido del establecimiento. La impresión que transmite el diseño es la de un lugar aséptico, limpio y moderno. Lo que debe ser una clínica.
La Clínica Panamá es la excepción que confirma la regla de lo que ha ocurrido en un barrio tan señorial como el de Chamartín. A lo largo de los últimos 20 años los detellos de diseño moderno de mediados del siglo XX se han ido desdibujando, víctimas del aburguesamiento de la zona y de toda la sociedad en general. Los portales han ido perdiendo marquesinas voladas, los suelos de piedra pulida o de terrazo de calidad han sido cubiertos por alfombras pseudo persas de medio pelo, los tiradores de aluminio se han sustituido por otros de latón de formas clásicas, los cristales de los portales se han revestido de barras de seguridad de inspiración toledana o, aún peor, de imitación de una balaustrada clásica, han ido apareciendo en zonas comunes de los edificios espejos biselados y enmarcados o arbolitos artificiales. Aún peor es la mutación de El Viso, uno de los núcleos de arquitectura residencial racionalista más importantes de Europa, verdadero monumento a las políticas sociales de la II República, convertidas hoy las que fueron construidas como "viviendas para obreros" en residencias de millonarios de gusto inversamente proporcional a sus cuentas corrientes, pintadas de amarillo clarito "Ana Botella" o color salmón "Ana Rosa", deformadas por columnas, frisos, más balaustradas y todo tipo de detalles decorativos cuyo fin es hacerlas más aceptables al "buen gusto" que la revolución conservadora (que ha durado casi treinta años y que espero esté enterrada para siempre) nos quiso imponer junto a todo tipo de valores éticos, políticos y financieros que ojalá nunca hubiésemos tenido que conocer.
8 comentarios:
Diríase que te dedicas a la arquitectura.
Que nos sirve para que los demás nos fijemos un poco en esos detalles.
No, qué va. Cuando era adolescente quería ser arquitecto (antes, arqueólogo) pero no tengo el más mínimo talento, así que dejé la idea rápido. Pero me gustan mucho la arquitectura y el diseño aplicado. Y me encantan las tiendas, de todo tipo, sobre todo cuando están bien diseñadas, de la época que sea.
Y gracias por el mensaje, mis posts sobre este tipo de temas no generan el más mínimo interés...
muchacho, ¿EL VISO fue proyectado para los obreros? Jo, me quedo muerrrto...Si estuve en una boda por allí y quedéme muerrrto ante el pijerío... Hay que ver lo que se aprende...
Buen finde
Sí, Sr. Coxis. El Viso fue proyectado como una urbanización de viviendas, que hoy llamaríamos de protección oficial, baratas y para obreros (75.000 pesetas de las de 1933 costaban las casas de esquina con torreón) pero en seguida pasaron a manos de gentes con posibles. Sufrió poco durante la guerra y a finales de los 50 ya era coto de las gentes más ricas. El problema es que, al ser en origen para gentes modestas, las casas no están construidas con los mejores materiales, de ahí que propietarios varios se pusieran a reformar hasta dejarlas irreconocibles. Una pena.
No creo que estos posts no generen interés, es más bien que los lectores tenemos poca idea como para comentar...al menos yo. Pero me interesa y me place enormemente leerlos ;-)
Gracias, gracias. Seguiré con mis escaparates, pues!!
Me dijiste que esta nueva fase del blog estaría mas dedicada a la arquitectura y ahora lo veo.
Maravillosa la foto. Increible el nombre de la Clinica. Dificil creer, por la entrada y el nombre, que esté en Madrid.
Sabes de tó. Chapeau.
Thanks, Pandora. Sí, voy a meter más diseño y arquitectura. pero también habrá modosas, viciosas, petardas y pedorras. Y siento el femenino.
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