viernes, 13 de junio de 2008

Primavera

Estos últimos días se ha producido un fenómeno poco habitual. A eso de las siete de la tarde se ha puesto a llover sobre Madrid (al menos en la zona donde trabajo) mientras seguía brillando el sol. Han sido chaparrones cortos, intensos, que han hecho que salga, aunque tenue, el arcoiris.

Creo que ya lo he escrito en estas páginas: me encanta la lluvia, sobre todo cuando cae en primavera o verano, cuando los árboles están cargados de hojas. Lo reconozco, es fácil que a uno le guste la lluvia cuando vive en Madrid, donde llueve más bien poco. Cuando viví en Londres tuve momentos de hartazgo de tanta nube, tanta lluvia, tanto gris, pero aquí me encanta. La plaza donde vivo, que como un imán atrae a mucha gente, se vacía con la lluvia y se transforma de nuevo en el lugar íntimo y recogido que tanto me atrajo y que me hizo querer vivir aquí.

Lo realmente bonito es comprobar que estamos teniendo -o quizá debiera decir que hemos tenido- una primavera de verdad. Con frío, calor, lluvia, sol y viento. Impredecible. Habíamos perdido la primavera en Madrid, pasábamos del frío al calor en un día, y llevamos dos años en que ha vuelto. No voy a ocultar que me encanta. Soy más de invierno que de verano, pero soy sobre todo de otoño y, ahora que vuelvo a saber qué es, me doy cuenta que soy de primavera. A pesar de que en este momento no me van especialmente bien las cosas, disfruto de los árboles cargados de hojas jóvenes, los parques y hasta los descampados cargados de flores silvestres, el chaparrón cálido que te pilla desprevenido, el arcoiris a la salida del trabajo. Quizá el cambio climático nos haya traído, al menos a Madrid, de nuevo la primavera.

Recuerdo que hace muchísimos años, cuando aún viajaba a lugares exóticos, viví una anécdota graciosa. Estaba en Borneo, en plena jungla. Teníamos que tomar un pequeño barco, tras nuestra marcha por la selva, para volver al poblado donde pernoctábamos. Diluviaba y lucía el sol a la vez y un arcoiris brillante destacaba sobre las nubes oscuras. Una mujer menuda, vestida con ropa modesta, llena de color y de dignidad, discutía con el patrón, por llamarle algo, del barquito, que paró el motor. Otro pasajero, que hablaba inglés, nos contó que la mujer se negaba a seguir el viaje porque no quería pasar por debajo del arcoiris. Al parecer, decía, su marido pasó una vez bajo un arcoiris y desde entonces sufría unas migrañas tremendas. Se negaba a sufrir la misma suerte. Tuvimos que esperar. Acabamos calados hasta los huesos pero luego escampó, salió el sol y llegamos sequitos. A mí me gustó tanto la historia de aquella mujer que decidí creer que se puede pasar bajo un arcoiris, que no es sólo una ilusión óptica, sino una puerta a otra dimensión en la que a unos les dolerá la cabeza y a otros, más optimistas, se nos abrirán nuevas posibilidades.

10 comentarios:

el otro amante dijo...

Respecto a las estaciones, no creo que estén volviendo a su curso normal. Pienso que lo que tenemos encima es el, tan comentado, cambio climático. No recuerdo, en años, una primavera tan inestable como ésta. Yo soy de otoño o primavera, el invierno no me gusta y el verano solo si se está cerca del mar, el calor no lo soporto. Bonita la anécdota del arco iris. Saludos.

Squirrel dijo...

Es cierto, no estamos volviendo a las estaciones sino siendo testigos de un nuevo patrón climático, totalmente impredecible. Pero parece que en Madrid hace menos calor, y al menos para mí es una bendición.

Homo-Sapiensis dijo...

tu anecdota resulta entrañable... Y cierto es que a pesar de lo que digan del cambio climático, esta primavera esta siendo mas parecida a lo que conocíamos por primavera... Voy seguir revisando tu blog. Un saludote!

Squirrel dijo...

Gracias homo-sapiensis por tus comentarios! Muy bueno tu blog por cierto, me gusta mucho. Es curioso, hoy en el País hay un artículo sobre el cambio climático que dice que a lo mejor a lo que vamos en Europa es a un enfriamiento debido a cambios en la corriente del golfo. Uno ya no sabe qué creer.

Homo-Sapiensis dijo...

Pues también lei el artículo... Creo que el caos del cambio climatico tiene a muchos desorientados... Sea como sea, la madre tierra sabe defenderse y equilibrar nuestros desequilibrios... A ver que tal resulta este verano. Un saludote

Stanwyck dijo...

Tendrías que haber reservado esta entrada para el Orgullo. Sabes que soy muy orto-gay y, si te pones a hablar de ir al otro lado del arco iris, yo hago la conexión con Dorotea y Totó. Además, acabo de leer una entrada pre-Orgullo en un blog, que me recomendaste, pero no sé si lees ya, en la que dicen cosas que tú y yo pensamos sobre la pluma, el amaneramiento y la cabalgata del Orgullo.
También sabes que soy muy pesimista sobre el cambio climático, la "suciedad" de consumo y el fin del Mundo. Pero, prefiero pensar en lo bien que se está al otro lado del arco-iris y reírme del dolor de cabeza de Ana Botella.

Javier dijo...

Primero gracias por la visita y por el comentario.
En cuanto a la pregunta sobre la foto, la respuesta es sí.

Desde luego esta primavera no tiene nada de normal, ni por asomo, ha sido rara, con exceso de lluvia, es como si tuviera que caer el agua de todo el año en unos días, y aún continua, estaremos entrando en un periodo de dos estaciones, la seca y la húmeda?¿.
Bonita y curiosa anecdota.

Squirrel dijo...

- Stanwyck: ¿Orgullo? ¿Pluma? ¿A qué te refieres? Mi no comprender.
-Pe-Jota: Muchas gracias, es un honor que me visites. Abrazos.

Stanwyck dijo...

¿De qué vas? ¡Si te has puesto el nombre de una transs!
¿Te ha molestado que haya hecho referencia a la vida "fuera de aquí? Si es así, lo siento y no volveré a hacerlo.
Besos

Squirrel dijo...

Stanwyck, estás tremenda. Tan modosa en apariencia y tan agresiva en la realidad virtual. Nada que perdonar y, si lo hubiese (que no lo hay, insisto), sabes que te lo perdono todo. Muchos besos.