Una de la primeras óperas que vi fue Las Bodas de Fígaro, y sigue siendo una de mis grandes favoritas. Siempre me fascinó el personaje de Cherubino, el adolescente por el que todas las mujeres suspiran, interpretado por una mujer, y a quien disfrazan de mujer para evitar que caiga sobre él la ira de los otros personajes masculinos. Me encanta el juego y el equívoco de los sexos, no lo puedo evitar.
En esta versión, la divina Christine Schäfer brilla con su voz clara y preciosa. La producción es un tanto absurda, pero la acompañan la bellísima (y excelente cantante) Anna Netrebko y un chico que hace de ángel y que, aunque no cante, no está nada pero que nada mal.
Ludvík Vacátko y Los Caballos
Hace 1 semana
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