Los 80 son, musicalmente hablando, mi década más masculina. Como en esa época yo tocaba en un grupo pop (sí, todos tenemos un pasado inconfesable), hacía como que me gustaban The Police y Nacha Pop. En realidad luego en casa me ponía a Alaska y a Duran Duran, o volvía a Chic, que nunca me ha defraudado. Hay pocas chicas de los 80 que me gusten de verdad, pero eso no quita para que la canción más frecuentemente tocada en mi iPod sea "Voyage voyage" de Desireless, que amo y odio en igual medida. El vídeo es muy bueno, lo dirigió la fotógrafa francesa Bettina Rheims antes de hacerse archi-famosa. Es una canción que marca una etapa muy melancólica de mi vida, el año que pasé estudiando en París en el que me veía forzado a escuchar música pop francesa (no sé si hoy hay cuotas obligatorias de música francesa en la radio, pero entonces las había) que completaba con mis primeras incursiones en la música "culta" del siglo XX. De ahí viene mi pasión por "la noche transfigurada" de Arnold Schönberg, y ahí escuché por primera vez la suite "Lulu" de Alban Berg. La melancolía de aquel año parisino, del que tengo un recuerdo muy nublado, desembocó en depresión, en mi año final de universidad, en el que conocí la traición y la maldad humana llevada al extremo, algo contra lo que había estado protegido hasta entonces.
Algunas de las chicas que he mencionado al hablar de los 70 son en realidad de los primeros años 80. Además de ellas, mis chicas favoritas de los primeros 80 son las de B52's, sus peinados inolvidables y su "Love Shack" y Lio con su "Amoureux solitaires". Mi chica favorita del final de los 80 es Caron Wheeler, cantante del grupo Soul to Soul y "Keep on moving", la canción que entonces asombró y que hoy sabemos que marca todo el inicio del R&B moderno.
En los 80, entre nuevos románticos, pop y funky, eso sí, descubrí el jazz vocal clásico. En mi playlist de chicas no puede faltar Ella Fitzgerald. He incluido bastantes canciones suyas, pero ninguna me emociona como "Bewitched, bothered and bewildered" ("after one whole quarter brandy, like a daisy I'm awake"). Nadie ha tenido nunca un vibrato corto tan perfecto o una dicción en inglés tan clara. También está, lógicamente, Sarah Vaugan cantando "September", que Kurt Weill escribió en su etapa americana y que muchos cursis, quizá con razón, consideran la mejor canción de todos los tiempos. El jazz es, como la ópera y el rock, un género agotado, que no produce nada nuevo de relevancia desde hace mucho, pero hay cantantes que siguen en el siglo XXI llenándonos de melodías y armonías maravillosas: Shirley Horn, la única superviviente de la época dorada pero aún en plena forma, o Diana Krall, a pesar de ser tan comercial.
Además del jazz, en aquella época redescubrí la bossanova (por algún motivo, en mi primera infancia, ésa que digo no recordar, hubo bastante música brasileña). Siempre afirmo que mi canción favorita de todos los tiempos es "Summer samba", en la versión de Astrud Gilberto grabada con el organista Walter Wanderley (el clip es lo peor, pero es lo que hay en youtube). Cada vez que pongo mis pies en Park Avenue suena esa canción en mi cabeza y si algún día tengo la posibilidad de hacer un programa de radio (ése sí que sería un sueño), ésta sería la primera canción que haría sonar. Y cerraría el programa con "Manhattan Skyline" de David Shire, incluida en el banda sonora de Saturday Night Fever. Paula Morelenbaum, de quien ya he hablado en este blog, y Bebel Gilberto, hijastra (creo) de Astrud, han mantenido viva en occidente -en Brasil el el pan nuestro de cada día- a la bossanova. También en los 80, por cierto, y gracias a "Flor de Pasión", el programa de Juan de Pablos, descubrí a las grandes cantantes francesas de los 60, France Galle, Françoise Hardy, Silvie Vartan. De ellas ya he hablado antes, así que no me extiendo.
Los primeros 90 son, junto a finales de los 70, mi época pop preferida, y de esta etapa todo lo que me gusta son chicas. Desde lo previsible, como Madonna (¿soy el único que cree que "Erotica" y "Bedtime stories" son sus mejores álbumes? "Secret" es la mejor canción que ha grabado nunca), Dee-Lite o Lisa Stansfield ("All woman", sigo con máximas, es la mejor canción soul que conozco) hasta cosas menos conocidas como los dúos Zhané ("Vibe", que cuenta con el vídeo neoyorquino, junto al de Heart of Glass que ya he colgado, por definición) o Wendy and Lisa, con una canción inolvidable pero sin clip, "Always in my dreams", que tiene una estrofa inicial que me encanta y me aterra en igual medida: "I dreamt last night that I was the tear from your face that fell upon the page you wrote me yesterday telling me goodbye". Quizá porque tenía esa letra en mi mente, años después hice precisamente eso, escribir una carta diciendo adiós. Fue el mayor error de mi vida, que me fue perdonado y quedó corregido. Desde entonces sé que vivo en la provisionalidad, pues una segunda oportunidad sólo se tiene una vez, y ese cartucho ya está gastado para siempre.
En los primeros 90 conocí a otras cantantes que me siguen gustando muchísimo, como Holly Cole, cuyo primer disco, como escribí en una entrada anterior, compré por la foto de portada; Sheryl Crowe, que tiene una voz perfecta y escribió lo que para mí es un himno a una ciudad que me espanta y fascina en igual medida, me refiero a "All I wanna do" y a Los Ángeles; K.D. Lang, que se ha convertido en referencia imprescindible. Toda esta música me recuerda mucho a Nueva York, pues la escuchaba durante la primera etapa en que viajé regularmente a la ciudad. Nueva York, como ya he dicho tantas veces en este blog, siempre acaba siendo una referencia imprescindible y, de hecho, esta lista de canciones está vinculada a esa ciudad, como lo está mi vida, aunque sea más bien en un deseo que en el fondo tampoco tengo tantas ganas de hacer realidad.
Ludvík Vacátko y Los Caballos
Hace 1 semana
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