jueves, 1 de septiembre de 2016

Aplauso

Ayer me aplaudieron.

Tuvimos a primera hora una reunión de todos los investigadores que pertenecemos al mismo centro aquí, en Harvard. Hay varios programas, uno para escandinavos, otro para japoneses, otros, como el mío, más diversos y cosmopolitas. El caso es que estábamos unas cien personas reunidos en una sala en el Club de profesores de Harvard (que es mono, pero tampoco como para tirar cohetes, la verdad) y tras un par de discursos iniciales de los directores, porque aquí o eres director o presidente o no eres nadie, nos tocó a todos levantarnos, decir nuestro nombre y área de investigación y algo interesante sobre nosotros mismos. O sea, que a qué dedicamos el tiempo libre. 

Como yo había llegado un pelín tarde tras el desayuno opíparo que nos habían ofrecido en los salones de abajo, me tocó sentarme en una de las filas delanteras. A mi derecha estaba una muy simpática catedrática de sociología de Bahréin, con un pelo y una tez envidiables. A mi izquierda, un empresario japonés muy solícito y al que me costaba algo comprender, pero una vez que le dije que era español me soltó una disertación impresionante sobre Ortega y Gasset, de quién no sólo se lo había leído (y digerido) todo, sino que era una especie de ídolo personal. Qué cosas. El caso es que nos tocó levantarnos a la bahreiní, el japonés y servidor, y hacer nuestra presentación, de los primeros. 

Cuando llegó mi turno me levanté, dije mi nombre, profesión, origen e intereses de investigación y añadí que aunque sé que el código de vestimenta en Harvard es muy relajado, a mí me verían a diario con corbata, pues yo me hago mis propias corbatas. Hubo un segundo de sorpresa. Y luego la sala irrumpió en aplausos. Vamos a ver, quizá aplaudieron 10 ó 12 de los 100, pero con la excepción de uno de los japoneses que vino después (y que no sé qué dijo pues no estaba yo prestando atención), no se aplaudió a nadie más. Bueno también aplaudieron a una chica que dijo que se acababa de casar. Criatura.

Sorprende lo poco imaginativa que es la gente. No sé si es que malgastamos nuestro (en mi caso, limitado) talento en nuestra vida profesional o es que hay poca imaginación. Y menos ganas de contarle al público de turno lo que os gusta hacer en nuestras horas de asueto. Yo diría que la mitad de los presentes se limitaron a decir que les gusta viajar. Pues vale. Un porcentaje importante se dedica a asuntos culinarios ("Pedidme recetas, pedidme!" dijo uno de Turquía, o de Djibouti). Muchos a ver deportes por televisión. Pocos músicos, aunque sí una soprano operística. Un par de ellos (residentes en esta zona) presumieron de ir en bicicleta a todas partes en pleno invierno, con nieve o hielo. Otros dos les dijeron que eran unos fantasmas. Dos mujeres dijeron que hacen boxeo. Una de ellas dijo que no es agresiva. Hubo silencio.

Me quedo con lo que dijeron dos. Un chico americano confesó que fue fracasado escolar, que no comprendía como había acabado en Harvard, y dijo que su hobby es estudiar el patrón de consumo de pornografia de otras personas. Añadió que él no es gran consumidor de porno, pero que lo que hagan otros le pone. Muy total. Lo mejor fue una joven investigadora japonesa que dijo que es masajista licenciada y se ofreció a darle masajes al final de cada día a todo aquel que lo necesite para relajarse. Casi parecía uno de esos anuncios por palabras que publicaba el ABC en años pretéritos: "Masajista licenciada. Griego profundo. Búlgaro. 5000. Hoteles". ¿Siguen publicando esos anuncios o ahora todo va por internet? Es lo que pasa cuando no lees el ABC. Pierdes la onda.

Fue curioso que otra mujer joven americana, dijera que va a investigar el uso de tatuajes tradicionales en la tribu nosequé de nosedónde. Todos nos dimos la vuelta para mirarla y... No, no tiene tatuajes. Aquí en Harvard nadie tiene tatuajes, al menos visibles. Es otro mundo.

Releo esta entrada y al ver el título no puedo dejar de pensar que muchos de los seguidores veteranos de este blog, que no sabéis que ahora me dedico a hacer corbatas, seguro que creíais que esta entrada sería sobre un programa de televisión que, en el tránsito entre los años 70 y los 80 (es decir la época que marcó mi vida), tenía el mismo nombre. Así que, para no decepcionar, os dejo un bello vídeo de una interesante actuación que aconteció en aquel inolvidable programa. Son como Mecano, pero en buenos.

2 comentarios:

El Cinéfilo Ignorante dijo...

¡Oh, qué bien me lo he pasado leyendo la entrada!
Ha sido volver a sumergirse en las aguas de Che Guevara and Debussy.

Además, me ha puesto una sonrisa permanente con las intervenciones de un buen número de participantes. Se ve que... En todas partes, hay erizos diversos.

'A favor de las corbatas'. Las corbatas libres, que es un doble filo porque, si no miraran mal, no me importaría llevarlas por el mundo laboral.
Es un artículo bello y me lleva a galanes apuestos y a la música de ABC, Haircut 100 y, por supuesto, Duran Duran.

A la de Triangolo (que, mea culpa, no los conozco) me lleva este blog.
Habrá que investigarlos. Ya voy por la cara Be, el inefable "Muérdeme, Drácula".
https://www.youtube.com/watch?v=VVoQfxqXXRA

Squirrel dijo...

Cinefilo polar! Iba a poner el muérdeme dracula, pero no encontré el vídeo correspondiente a su visita al plató redondeado de Aplauso. Lo que le debo yo a ese plató...
No sé si vivan las corbatas, la verdad, pero yo estoy metido en ello, así que más vale que me guste. Además, las estudiantes de primer año me saludan pizpiretas por el campus en plan "good morning professor". Y me derrito, claro.
ABC!! Recuerdo un concierto suyo, fabuloso, en la Sala Morasol. Vaya puesta en escena. ¿Nos libraremos algún día de los 80? ¿Hace falta que lo hagamos?